jueves, 20 de noviembre de 2008

Conocimiento: Paradigma Cuantitativo Vs. Paradigma Cualitativo


¿De qué hablamos cuando hablamos de un paradigma?

Un paradigma, es un tipo o modelo que rige en un determinado período de tiempo, es decir una postura o manera de ver las cosas que caracteriza un determinado tiempo histórico (aunque pueden convivir más de un paradigma en un determinado tiempo histórico).

Es por ello que resulta menester, a la hora de referirnos a los desafíos actuales del conocimiento, y de la sociedad en general, hacer una contraposición entre la era de la globalización con su paradigma cuantitativo, y la nueva era planetaria, a la que Morin llama “planetización”, con su paradigma cualitativo integrador o paradigma de la complejidad.

Como origen del paradigma cuantitativo, tenemos que retrotraernos a la figura de Descartes con su “Discurso del Método”, y al positivismo en general.
Descartes propone un nuevo método para llegar a conocer, mediante la “razón todopoderosa”, la “verdad” de cómo son las cosas; dicho método supone hacer una fragmentación del conocimiento, en donde se estudian parte por parte cada uno de sus elementos de forma independiente y separada.

Por su parte el positivismo consideraba, y aun hoy se sigue considerando en muchos aspectos, que sólo tiene validez aquel saber que sea cuantificable, medible y con una marcada hiperespecialización.

Dicha hiperespecialización, fomentada por un sistema educativo que induce a reducir lo complejo a lo simple, produce una parcelización y fragmentación del saber en disciplinas compartimentadas y disociadas entre sí, y del entorno al cual pertenece.

Pero como vivimos en un mundo con problemas complejos y transnacionales que exigen ser abordados desde una perspectiva multidimensional y pluridisciplinaria, ya no es viable, si es que alguna vez lo fue, abordar los problemas del mundo desde un paradigma obsoleto e incapaz de ver lo esencial y profundo.

Resulta innegable un cambio de paradigma en donde se aborden los problemas, que el positivismo fue incapaz de ver y mucho menos solucionar, desde una perspectiva multidimensional e integradora; que lejos de separar lo que naturalmente está unido, se preocupe por no “romper” lo complejo del mundo y busque un conocimiento global.

Un paradigma cualitativo con un enfoque sistémico y totalizador, que considere los problemas actuales de la sociedad, desde una perspectiva interpretativa de la realidad con toda su complejidad; ya que aquel saber que sólo se circunscribe a una o unas determinadas disciplinas convierte lo multidimensional en unidimensional, impidiendo así una comprensión global y acabada del mundo; se vuelve “ciego”.

Ha quedado pues en franca evidencia las falencias del conocimiento científico, no es (como ya lo demostraran Popper y Bachelard) infalible, ni mucho menos la cura para todos los males. Lo que no quiere decir que haya que prescindir de éste, sino todo lo contrario hay que integrarlo dentro de un nuevo pensamiento complejo; pensamiento complejo que distingue y une, pero que nunca sea un pensamiento disyuntivo y reduccionista.

El sistema educativo debe reestructurarse de una manera tal que permita al individuo una formación integradora, y no una suerte de saco o baúl en donde se depositan informaciones (saberes).

Morin y Montaigne, nos hablan de ello cuando nos dicen que “vale más una cabeza bien puesta que una repleta”, es decir que es mucho más importante disponer de una aptitud general para plantear y analizar problemas, mediante principios organizadores que permitan vincular los saberes y darles sentido; que una cabeza repleta en donde se ha acumulado información, pero no se cuenta con un principio de selección y de organización que le otorguen sentido y unidad a dicha información.

A modo de cierre, me gustaría profundizar un poco más sobre el concepto de era planetaria a la que Morin hace referencia; la misma no debe confundirse con la era de la globalización, puesto que va mucho más allá que ésta (globalización).

La globalización, si bien produjo importantes adelantos, trajo consigo la desigualdad y la exclusión social; así como un enfoque reduccionista y simplificado.

La era planetaria en cambio, supone (como ya vimos) un enfoque de la complejidad; una nueva conciencia de corresponsabilidad planetaria y una nueva actitud a la hora de afrontar los problemas contemporáneos. Problemas tales como la educación, la economía, la ecología, etc.


José Carlos Arismendes Robatti

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