jueves, 26 de noviembre de 2009

"Breve Reseña Hitórica de la Educación en el Uruguay"

"Sean los orientales tan ilustrados como valientes"
(José Gervasio Artigas 1764-1850)









Antes de comenzar con el desarrollo de esta breve reseña histórica sobre la evolución de nuestra educación, resulta menester hacer referencia a que ésta (educación) se trata de una educación “importada”; es decir que en el Uruguay, al igual que en el resto de América, las conquistas europeas fueron las responsables de producir una aculturación de América. Aculturación que en muchos casos, como el nuestro, fue total.

Una vez hecha la mencionada referencia, que a posteriori nos permitirá entender mejor a nuestra educación y sociedad en general, empezaremos diciendo que por nuestras características geográficas y principalmente geológicas (sin riquezas minerales) nuestra región tuvo un lento desarrollo. Desarrollo que sólo tuvo lugar con la fundación del puerto de Montevideo y la creciente clase media ciudadana, mayoritariamente comerciante, que propició la creación de un “sistema educacional”. Pero dicho primario “sistema educacional” era clasista y demasiado elemental, sólo se enseñaba lo imprescindible como la lectura, escritura, aritmética y religión; además encontró, en la inestabilidad política del país, un fuerte escollo que sólo le permitía actuar de manera irregular.

Alrededor de 1815 el gobierno artiguista crea, en Montevideo y Purificación, las llamadas “Escuelas de la Patria” con el objetivo de formar a los jóvenes como futuros ciudadanos republicanos. Si bien la experiencia de las “Escuelas de la Patria” fue corta, significó un radical cambio filosófico, puesto que introdujo un nuevo concepto en la educación; se pasa de una educación elitista a un nuevo modelo que promueve una educación integradora, en donde los niños de todas las clases sociales y razas aprenden juntos. En estas escuelas se pone especial énfasis en los valores de libertad, el federalismo y la república.

En 1821, en Montevideo, el propagandista inglés Thomson aplicó la metodología creada por Lancaster, consistente en utilizar a los alumnos más adelantados como “monitores” para retransmitir a los demás alumnos lo que el preceptor les había enseñado. Este sistema tenía como principal objetivo una mayor eficiencia, puesto que se suponía que un solo docente era capaz de educar a mil niños; pero en nuestro país nunca tuvo más de 100 alumnos por lo que en 1825, en parte por un magro apoyo social y una crisis económica, la “Escuela Lancasteriana” cerro sus puertas.

La llamada “Escuela Mercantil” creada en 1829, constituyó un centro de enseñanza media gratuita para la formación de futuros comerciantes y empleados de comercio.

En 1849 se crea la universidad, pero por su carácter oneroso no permitía una apertura social, además su pobre oferta curricular no estimula una afluencia importante de alumnos. Se formaban en ella a los futuros “Doctores”, una suerte de nueva casta social, que desarrollarían sus actividades en la política y la prensa principalmente. Luego, con la reforma de la universidad, se cambia dicha postura y la universidad se transforma en una herramienta que posibilita el ascenso social (recordemos la obra de Florencio Sánchez “Mi Hijo el Doctor”).

La Reforma Escolar

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la llamada Reforma Escolar fue un proceso que tuvo lugar a fines de 1868, con el surgimiento de la S.A.E.P (Sociedad de Amigos de la Educación Popular). Se trataba de un grupo de jóvenes intelectuales, entre los que se encontraba José Pedro Varela, que buscaban una reforma escolar inspirados en las doctrinas estadounidenses y argentinas (Horacio Mann y Domingo Sarmiento).
Después de un período de experiencias privadas, en la Escuela Modelo Elbio Fernández, José Pedro Varela se despega del S.A.E.P para llevar a cabo, con la ayuda del gobierno de facto de Latorre y más precisamente del Ministro José María Montero (amigo de Varela), sus ideas al sistema público.

El apoyo del gobierno de Latorre a Varela permitió elaborar un proyecto de ley de educación que incluía, no sólo la gratuidad de la escuela pública, sino también la obligatoriedad y laicidad de la misma. Otro aspecto destacable fue el hecho de que se busca una alta participación popular en torno a la escuela pública.

Varela asume el cargo de Inspector Nacional de Instrucción Primaria, desplegando una intensa actividad de cara a organizar y controlar un sistema educativo, que hasta ese momento era prácticamente inexistente. Con la prematura muerte de José Pedro Varela, fue su hermano Jacobo quien continuó y perfeccionó dicha actividad.

“La Escuela de Artes y Oficios”, fue una escuela de corte militar y de escasa significación para el país; su objetivo, más que el de formar a los individuos, era el de disciplinar a niños y jóvenes de mala conducta. Dicha escuela utilizaba el castigo corporal como “método pedagógico”, situación que fue denunciada por el diario El Siglo en 1886. Sólo merece la pena su mención ya que fue el punta pie inicial de lo que más adelante, de la mano de Pedro Figari, sería la enseñanza técnica.

Con respecto a la enseñanza secundaria, debemos decir que en sus comienzos tuvo como finalidad la de ser preparatoria para estudios universitarios; no se concebía cursar la misma si no se pesaba continuar los estudios. No sería hasta mucho tiempo después en donde se cambiaría el enfoque de la enseñanza secundaria.

Como ya señaláramos anteriormente, la figura de Pedro Figari, un abogado y prestigioso pintor, tuvo un papel preponderante en el surgimiento de la enseñanza técnica. Además de modelar el criterio y el ingenio del alumno, tanto como su manualidad, se preocupa por no hacer distinciones de ningún tipo.

En 1942, con la finalidad de dotar de mayor prestigio a la enseñanza técnica, se crea la “Universidad del Trabajo”; pero la estructura, orientación de los cursos y programas no varió demasiado. Por su parte las escuelas agrarias descendieron su alumnado, acorde con el despoblamiento de la campaña.

Durante la primera mitad del Siglo XX la escuela pública primaria experimentó un crecimiento notable, la matrícula de alumnos se quintuplica, llegando en 1943 a 245.000 alumnos. Recordemos que el contexto internacional (Segunda Guerra Mundial) propiciaba un auge económico, que redundó a su vez en una mejora en el sistema educativo nacional; durante este período, llamado “período de las vacas gordas”, a Uruguay se le conocía como la “Suiza de América”.

Lamentablemente esta masificación de la educación no perduraría en el tiempo puesto que escondía una grave falencia, que quedo en evidencia más adelante con el informe de la C.I.D.E & C.C.E.E (Comisión de Inversión y Desarrollo Económico, y la Comisión Coordinadora de Entes de Enseñanza), ya que llevaba a las aulas a alumnos de medios social y culturalmente pobres, sin que el sistema tuviese en cuenta dichas condiciones desfavorables para compensar las diferencias de origen con respecto a aquellos alumnos provenientes de una clase social más acomodada. Además en dicho informe se llega a la conclusión de que la enseñanza en el Uruguay no contempla la realidad en la que está inscripta, es decir que su contenido curricular no se adecua a las necesidades del país; todo ello redunda en una importante deserción escolar, en 1965 (fecha en la que tuvo lugar el informe) un 10% de la población nacional carecía de instrucción, y casi un 50% no había completado la enseñanza primaria.

Ya en 1973, en medio de una política con enfrentamientos de todo tipo, incluso dentro del mismo gobierno (Parlamento Vs. Poder Ejecutivo), se aprueba una ley de educación con la finalidad de instaurar el orden y la disciplina en el sistema educativo. Se establece el C.O.N.A.E (Consejo Nacional de Educación) el que designa a los integrantes de los tres consejos (Primaria-Secundaria-Técnica), los que adquieren un tinte autoritario.

Luego en plena dictadura el C.O.N.A.E, con el Cnel. Soto a la cabeza, “se dedica” a perseguir a los estudiantes y docentes que se opusieran al régimen. Se exigía a los estudiantes universitarios que firmaran un compromiso de no promover o realizar reuniones, repartir o aceptar volantes, vestir prendas de acuerdo a los criterios de la autoridad, denunciar a aquellos que violaran alguna de estas normas, etc. En la enseñanza media, aunque sin la firma de dicho compromiso, se aplicaron muchas de estas normas; además se exigían otras como el corte de cabello, color de medias, largo de pollera, etc.

Una vez culminada la dictadura militar, se hizo imprescindible la creación de una nueva ley de educación, acordada con todas las fuerzas políticas y sociales del país, que garantizara la libertad de pensamiento tanto de docentes como estudiantes.

Más tarde, a mediados de los 90, con la segunda presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti, tuvo lugar la llamada “Reforma Rama” impulsada por el Prof. Germán Rama.

Con dicha reforma se expandió fuertemente la cobertura en educación inicial, se crearon las escuelas de tiempo completo, que atendían principalmente a niños provenientes de contextos socioculturalmente críticos; se introdujo la enseñanza por áreas en el siclo básico de secundaria, se crearon bachilleratos tecnológicos, y se diseñaron e instalaron nuevos centros de formación docente en el interior del país (C.E.R.P). Pero esta reforma no estuvo exenta de críticas, aunque a decir verdad nunca queda demasiado claro si lo que incomodaba eran los cambios introducidos en la reforma, o el carácter autoritario del Prof. Rama.

Luego, con la presidencia del Dr. Jorge Batlle, el sucesor de Rama es el sociólogo Javier Bonilla, una persona que no se encontraba vinculado a la A.N.E.P, y que además había permanecido mucho tiempo fuera del país.

En una entrevista al politólogo Oscar Bottinelli, éste se refiera a Bonilla en los siguientes términos: “De la impronta de Rama a la incertidumbre de Bonilla”. En efecto la gestión de Bonilla, se caracteriza justamente por no contar con características destacables; por su parte, Bonilla, criticó a la llamada “Reforma Rama” de no ser tal, es decir que hablar de reforma (según Bonilla) es una exageración; además cuestiona y minimiza sus verdaderos alcances.

En el año 2005 se produce un cambio histórico en la vida política de nuestro país, por primera vez asume la izquierda el gobierno de la nación; en lo que respecta a la educación propiamente dicha, debemos señalar que hubo importantes cambios: con el fin de terminar con la brecha digital se implementa el llamado “Plan Ceibal”, consistente en dotar a todos los alumnos de educación primaria pública (en un principio) de una computadora; se aprueba una nueva ley de educación (Ley Nº 18.437) en donde se dota de una mayor libertad de cátedra a los docentes, se promueve a que el alumno desarrolle un espíritu crítico y sea partícipe, en forma más activa, de su formación; además se apunta a una mayor participación de la comunidad en temas educativos y una mayor interacción entre docentes, no docentes, padres y alumnos.

Desde el punto de vista de la estructura de la enseñanza, con la nueva ley, se reforman algunos consejos: el C.E.P (Consejo de Educación Primaria) pasa a ser el C.E.I.P (Consejo de Educación Inicial y Primaria), y el C.E.S (Consejo de Educación Secundaria) se divide en C.E.M.B (Consejo de Educación Media Básica) y C.E.M.S (Consejo de Educación Media Superior).
Se crean la C.O.M.I.N.E (Comisión Nacional de Educación), las Comisiones Consultivas, los Consejos de Participación, el Consejo Coordinador de Educación en la Primera Infancia, el I.U.D.E (Instituto Universitario de Educación), el I.T.S (Instituto Terciario Superior), las Comisiones Departamentales de Educación, el Consejo Nacional de Educación No Formal, y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, que tiene como principal objetivo evaluar la calidad de la educación nacional.

Ahora bien, nos encontramos nuevamente ante la incertidumbre, ya que de cara a una nueva legislatura; por un lado tenemos al Sr. José Mujica, que si bien pertenece al mismo partido político que el actual Presidente, Dr. Tabaré Vázquez, ya se ha pronunciado contrario, en muchos aspectos, con respecto a éste. Y por otro lado tenemos al Dr. Luis Alberto Lacalle, quien ha calificado a la nueva ley de educación, como una ley perjudicial para el país.

Reflexión Final

Según mi modesto modo de ver, quizá el principal problema de nuestra educación es el carecer de una visión de país; en el sistema educativo uruguayo lo único constante es el cambio.

Principalmente en las últimas décadas, en nuestro país, cuando culmina un determinado gobierno, el que le sucede se encarga de criticar al anterior y “borrar” lo hecho por éste; creyendo que lo útil es lo que esta por venir, y lo anteriormente realizado como algo descartable e inservible. A su vez los cambios realizados, muchas veces, están impregnados de egos personales que poco tienen que ver con una visión de país a largo plazo.

Otro aspecto cuestionable en nuestra educación, tal vez como herencia del positivismo europeo, es el hecho de que sólo se valora aquel conocimiento que sea medible, cuantificable y altamente especializado. No quiere decir que haya que prescindir de dicho conocimiento, sino todo lo contrario, hay que integrarlo para que no sea un conocimiento parcializado, fraccionado y aislado, que impida tener una visión global e integradora.

Por último, me quiero referir a otro “Talón de Aquiles” que se viene suscitando a lo largo de la historia en nuestro sistema educativo, que es la falta de adecuación de éste a las necesidades del país; es decir que existe una dicotomía muy grande entre el tipo de enseñanza impartida y las necesidades del país. Quizá esta última situación, se deba a una vieja costumbre rioplatense de “creernos europeos”.

José Carlos Arismendes Robatti
26/11/2009

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