jueves, 12 de agosto de 2010

AGENTES DE CAMBIO

La importancia de ser agentes de nuestro propio cambio & el efecto multiplicador de nuestros actos




“Nada cambia si nada cambia”
“Nada cambia si nadie lo hace cambiar”




Tal como dice en la foto, que tome “prestada” de un blog en la web, “nada cambia si nada cambia”; es decir que no hay cambio posible si no hacemos nosotros mismos que éste se produzca.

Esta nota no pretende ser una suerte de manual, ni mucho menos una nota de auto-ayuda, que por otra parte a los únicos que ayudan es a sus autores, que con la venta de sus libros abultan sus cuentas bancarias; sino la de ser una simple reflexión de lo que, a mi modesto modo de ver, supone tener una visión positiva frente a la vida, y por sobre toda las cosas una actitud y firme convicción a la hora de enfrentar los desafíos en nuestras vidas.

En una nota titulada “Pensamientos que nos frenan”, publicada por mi gran amigo el Dr. Norberto Borba, plantea que en aquellas sociedades en las que se promueve a que sus miembros usen sus habilidades, progresan más; y que la ausencia de confianza es un límite para el desarrollo. Tal como plantea Norberto, la confianza y la autoestima, junto con las ganas y la predisposición, son el motor fundamental para el progreso de las sociedades.

No quiere decir que tengamos una postura fantasiosa o naif frente a las cosas, ni que desconozcamos las adversidades y limitaciones que por diferentes motivos se nos presentan ante nosotros; sino que seamos consientes de que somos componentes activos de la sociedad y que como tales tenemos la capacidad de incidir en esta.

No creo que para lograr un determinado fin o meta, lo único que hace falta es que el individuo se plantee y se disponga a hacerlo, sin tener en cuenta el medio.

Pero tampoco creo que sea como plantea Vigotsky, con su “Teoría de la Interacción Social”, que el individuo interioriza lo que él llama instrumentos culturales externos al individuo, dichos instrumentos (como el lenguaje) no le pertenecen al individuo; sino que le pertenecen al grupo en el cual el individuo se desarrolla. Lo que viene a ser lo mismo que decir que el individuo es el resultado de la sociedad en la que nació y que por ende, el medio social al cual pertenece, actúa muchas veces como una suerte de freno que limita sus posibilidades.

Ni tanto ni tampoco, ni somos impermeables al medio en el cual nos desarrollamos, ni tampoco somos el simple resultado de éste.

Revellato, nos habla de la importancia de contrarrestar el “realismo fatalista” (que Freire llama “determinismo histórico”), que hace referencia a lo que yo llamo pensamientos tóxicos que contaminan la mente de los individuos, dichos pensamientos se basan en la falsa creencia de que esta todo determinado y que las cosas son de una determinada manera y que no podemos hacer nada para evitarlo.

Ser un agente de cambio supone todo lo contrario, implica cambiar de adentro hacia afuera; es decir que debemos ser capaces de forjar nuestra propia realidad, y a través de nuestros actos propiciar el cambio social.

Nosotros somos parte de la sociedad en la que vivimos, y como tales constantemente somos influenciados por ella, pero a su vez con nuestros actos influimos en ella modificándola. Con nuestras acciones producimos cambios que repercuten en el plano personal, pero también en la sociedad en general.

El cambio lo producimos nosotros mismos con nuestras acciones, acciones que inciden en los demás produciendo una suerte de efecto dominó o efecto multiplicador en donde la acción de uno repercute en el otro y a su vez en la sociedad en su conjunto.

José Carlos Arismendes Robatti
12/08/2010

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